miércoles, 5 de diciembre de 2012

Movimiento estudiantil en México de 1968 y masacre de Tlatelolco


El movimiento estudiantil de 1968 fue un movimiento social en el que además de estudiantes de la UNAM y el IPN participaron profesores, intelectuales, amas de casa, obreros y profesionistas en la Ciudad de México y que fue reprimido por el gobierno mexicano mediante la matanza de Tlatelolco ocurrida el 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas deTlatelolco. El genocidio se cometió en contra de una manifestación pacífica por el Ejército Mexicano y el grupo paramilitar Batallón Olimpia fraguada por el gobierno mexicano en contra del Consejo Nacional de Huelga, órgano directriz del movimiento.
Gracias a la acción gubernamental al pretender ocultar información, no se ha logrado esclarecer exactamente la cantidad oficial de asesinados, heridos, desaparecidos y encarcelados. La fuente oficial reportó en su momento 20 muertos, pero investigaciones actuales deducen que los muertos podrían llegar a varias centenas y responsabilizan directamente al Estado Mexicano.[1]
Politólogos e historiadores coinciden en señalar que este movimiento y su terrible desenlace incitaron a una permanente y más activa actitud crítica y opositora de la sociedad civil, principalmente en las universidades públicas, así como a alimentar el desarrollo de guerrillas urbanas y rurales en los años setenta.
Autores como Fernand BraudelImmanuel Wallerstein y Carlos Antonio Aguirre Rojas coinciden en señalar al movimiento de México inserto en un contexto planetario de luchas sociales surgidas y recreadas de las universidades luego de vivirse un periodo de bonanza económica por la Posguerra, siendo Braudel el primero en denominar al movimiento Revolución cultural de 1968, caracterizado por revolucionar para siempre los tres principales espacios de recreación de la cultura: la familia, los medios de comunicación y la escuela[2] .

Los hechos

Antecedentes

Véase también: Movimiento del 68
Estudiantes sobre camión quemado el 28 de julio.
Estudiantes sobre camión quemado el 28 de julio.
El 22 de julio de 1968, un incidente de fútbol americano entre la vocacional 2 del IPN y la preparatoria Isaac Ochoterena, incorporada a la UNAM, termina en una gresca. El cuerpo policiaco de granaderos es quien disuelve a la turba, deteniendo a varios estudiantes e incursionando dentro de las instalaciones de dicha vocacional.[3]
Entre el 26 al 29 de julio de 1968, varias escuelas entran en un paro de labores, los granaderos y el ejército entran a varias de las escuelas, entre ellas, la Prepa 1 en San Ildefonso, donde fue destruida mediante un basucazo su puerta tallada en el siglo XVIII.[3]
El 30 de julio de 1968, el rector de la UNAM, Javier Barros Sierra en Ciudad Universitaria, condenaría públicamente los hechos, izando la bandera mexicana a media asta y con un emotivo discurso se pronunciaría a favor de la autonomía universitaria y exigiría la libertad de los presos políticos, refiriéndose a los estudiantes detenidos de la Prepa 1. Ese mismo día encabezaría la marcha por la avenida de los Insurgentes, donde surge un lema muy común utilizado por el movimiento estudiantil, “¡Únete pueblo!“.[3]
El ejercito mexicano en el zócalo de la Ciudad de México el 28 de agosto.
El ejercito mexicano en el zócalo de laCiudad de México el 28 de agosto.
El 26 de agosto de 1968, una multitudinaria marcha se dirige al zócalo capitalino. Es la primera ocasión en que se insulta públicamente al presidente mexicano, Gustavo Díaz Ordaz. Al finalizar la manifestación, uno de sus líderes se pronuncia a favor de quedarse a esperar una respuesta del gobierno, a escasos días del informe presidencial.[4]
La madrugada del 28 de agosto de 1968, se abren las puertas del Palacio Nacional, de donde salieron tanques del ejército para dispersar a los manifestantes.[4]
El 13 de septiembre de 1968, tiene lugar “La marcha del silencio“, donde los manifestantes marcharon con pañuelos en la boca.[3] [4]
El 18 de septiembre de 1968, el ejército invade la Ciudad Universitaria de la UNAM.[4]
El 24 de septiembre de 1968, el ejército invade el Casco de Santo Tomás, sede del IPN.[4]
El 1 de octubre de 1968, el ejército se retira de la UNAM y el IPN.[4]

El 2 de octubre de 1968

La tarde del 2 de octubre de 1968, un día después de la salida del ejército de los campus de la UNAM y del IPN, miles de personas se reunieron en la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco.
Mientras tanto, el ejército vigilaba, como en todas las manifestaciones anteriores, que no hubiera disturbios, principalmente porque el gobierno tenía temor de que fuera asaltada la Torre de la Secretaría de Relaciones Exteriores.
Por su parte, miembros del Batallón Olimpia (cuyos integrantes iban vestidos de civiles con un pañuelo o guante blanco en la mano izquierda) se infiltraban en la manifestación hasta llegar al edificio “Chihuahua” donde se encontraban los oradores del movimiento y varios periodistas.
Primera conferencia de prensa convocada por el Consejo de Huelga de la UNAM el 5 de octubre.
Primera conferencia de prensa convocada por el Consejo de Huelga de la UNAM el 5 de octubre.
Cerca de las seis de la tarde, casi finalizado el mitin, un helicóptero sobrevoló la plaza del cual se dispararon bengalas, presumiblemente, como señal para que los francotiradores del Batallón olimpia apostados en el edificio “Chihuahua” abrieran fuego en contra de los manifestantes y militares que resguardaban el mitin, para hacerles creer a estos últimos, que los estudiantes eran los agresores.[5] Los militares en su intento de defenderse, repelieron “la agresion de los estudiantes“, pero ante la confusión, los disparos no fueron dirigidos contra sus agresores, sino hacia la multitud de manifestantes que se encontraban en la plaza de Tlatelolco.
Muchos manifestantes que lograron escapar del tiroteo se escondieron en algunos departamentos de los edificios aledaños, pero esto no detuvo al ejército, que sin orden judicial, irrumpieron a cada uno de los departamentos de todos los edificios de lo que conforma la Unidad Tlatelolco, para capturar a los manifestantes.
Aún se desconoce la cifra exacta de los muertos y heridos.[6] El gobierno mexicano manifestó en 1968 que fueron sólo 20 muertos, tres años más tarde, la escritoria Elena Poniatowska, en su libro La noche de Tlatelolco publicó la entrevista de una madre que buscó entre los cadáveres a su hijo y reveló que por lo menos había contado 65 cadáveres.[7]
Jorge Castañeda en su artículo “Los 68 del 68“, publicado el 30 de agosto de 2006 en el periódico Reformaescribió:
De acuerdo con el informe histórico, en la Plaza de las Tres Culturas murieron ―cabalísticamente― 68 estudiantes y un soldado…”. Y todo uso de la fuerza pública se empezó automáticamente a asimilar al 68, pero al 68 magnificado: al de los 500, no al de los 68. Todo uso de la fuerza se volvió una masacre en potencia…”

Los Juegos Olímpicos

El sábado 12 de octubre de 1968, el presidente mexicano, Díaz Ordaz, inauguró los XIX Juegos Olímpicos, bautizados como “La Olimpiada de la Paz“, en ese momento un grupo de manifestantes lanzó sobre el palco presidencial, un papalote de color negro en forma de paloma, en repudio por la matanza del 2 de octubre.

Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado

En enero de 2005, la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (FEMOSPP), solicitó la aprehensión de 55 personas presuntamente responsables de la matanza de Tlatelolco. En mayo de 2005, la FEMOSPP aseguró que el ex presidente Luis Echeverría sería consignado ante un juez penal federal. Para entonces, la fiscalía consideraba también como sospechosos de la matanza tanto al ex presidente, como al ex procurador general de la República, Julio Sánchez Vargas; al ex agente del Ministerio Público, Salvador del Toro Rosales; al entonces subdirector de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), Luís de la Barreda Moreno; y al entonces comandante de un grupo de agentes, Miguel Nazar Haro. En noviembre de 2006 el juez José Mattar, responsable del Segundo Tribunal Unitario en Materia Penal, ordenó la detención de Luís Echeverría. Se ordenó su arresto domiciliario, debido a su avanzada edad. En julio, un tribunal federal concedió un amparo contra el auto de formal prisión, y se ordenó levantar el arresto domiciliario. El titular del Tercer Tribunal Unitario en Materia Penal, Jesús Guadalupe Luna Altamirano, exoneró a Echeverría al considerar que no existía ninguna prueba que lo inculpara como responsable de los hechos ocurridos cuando fue secretario de Gobernación; si bien determinó que hubo genocidio planeado y ejecutado.

Libros y películas

  • El 2 de octubre es narrado en la película Rojo amanecer (1989), dirigida por Jorge Fons, que gira en torno a una familia de clase media que vive en el Edificio Chihuahua lugar donde, según diversas fuentes, empezaron la refriega. Fue filmada en 1989 y es protagonizada por Héctor BonillaMaría Rojo, los hermanos Demián y Bruno Bichir y Eduardo Palomo entre otros, pero no fue sino hasta 1990 que se permitió su exhibición por considerarse de contenidos violentos y subversivos para algunas formas de pensar.
  • La novela Muertes de Aurora de Gerardo de la Torre se refiere a la participación de un grupo de petroleros de la Refinería de Azcapotzalco en el movimiento estudiantil. José Woldenberg ha llamado este libro: “La mejor novela escrita sobre 1968″.
  • El libro La Noche de Tlatelolco (1971) de Elena Poniatowska es un trabajo periodístico en el que se recopila testimonios de varios testigos y participantes de este evento.
  • La novela Los días y los años, de Luis González de Alba, relata la experiencia personal del autor (entonces miembro del CNH) antes y después del conflicto.
  • Estos sucesos son satirizados en el libro de René Aviles Nueva Utopía y los guerrilleros, publicado en 1973.
  • La novela de “Regina: el dos de Octubre no se olvida” de Antonio Velasco Piña.
  • La película del realizador suizo Richard Dindo Ni perdón, ni olvido… [1]
  • La novela La Plaza de Luis Spota narra una historia ficticia del asesinato de una estudiante.
  • El pequeño libro La noche de Santo Tomás, escrito por el Doctor Igor de Leon, narra uno de los hechos poco divulgados del 68 mexicano, la toma a sangre y fuego del Casco de Santo Tomás.
  • La estela de Tlatelolco de Raúl Álvarez Garín.

No hay comentarios:

Publicar un comentario